Pintar para conocerme: lo que la acuarela me ha enseñado sobre mí misma.

Hay un momento en que el pincel toca el papel húmedo y la acuarela comienza a expandirse, suave, libre, impredecible. Es justo ahí, en ese instante de entrega, donde siento que algo de mí se revela. Pintar en acuarela no es sólo un acto creativo, es una conversación con mi interior, un espejo delicado donde me descubro sin palabras.

Detalle del estampado ¨Ojo de Horus¨

Cuando comencé a pintar estampados para pañuelos, lo hice de una manera intuitiva. Quería capturar emociones, paisajes internos, recuerdos que no sabía cómo decir con frases. Y fue así como la acuarela se volvió mi idioma más honesto. Cada mancha , cada trasparencia, cada mezcla inesperada hablaba de mí, de mis luces y mis sombras.

Detalle de un halcón asociado, en Egipto con el dios Horus. Estampado de la Colección Egipto.

Crear un estampado no es sólo diseñar algo bonito. Es un viaje. A veces empiezo con una idea clara, pero el agua decide otra cosa, me obliga a soltar el control, a fluir, a aceptar lo que emerge. Y en ese proceso, tan íntimo, y a la vez tan generoso, aprendo a mirarme con compasión.

Mis pañuelos son, en realidad, fragmentos de ese diálogo interior. Pintar así es una forma de meditar, de sanar, de acercarme a quién soy cuando dejo de exigirme ser perfecta…tan vez por eso cada pieza que creo lleva algo de mi alma, pero también deja espacio para que quién lo lleve la complete con la suya.

Bibliografía: Acuarela sinuosa de Sofía Edhit Panuncio

Aire, Agua, Tierra y Cielo, temas para pintar.

Equipo Parramón